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Clinica Portoazul y Luisa Fernanda Pacheco Peralta
Clinica Portoazul y Luisa Fernanda Pacheco Peralta
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Cristian Mercado / Suministrada

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¿Condicionó la Portoazul la atención a Luisa Fernanda, al pago de un dinero?

La madre de la joven denuncia que también le exigían $18 millones para la entrega del cadáver, impasse que pudo superar cuando llegó la Sijín a hacer el levantamiento.

Doña Everlides Peralta, madre de la joven Luisa Fernanda Pacheco Peralta, no duda un segundo, al dialogar con Zona Cero, en señalar la responsabilidad de la Clínica Portoazul y los médicos que atendieron a su hija, en la muerte de la joven estudiante universitaria.

“Hubo negligencia en la atención de Luisa, tanto de la Clínica como de los médicos que la operaron”, dijo la madre de la joven.

Opinó que no se tuvo el mejor proceder con su hija. “Me pidieron plata, les consigno la plata y no me la operaron sino cuando a ellos les dio la gana de operarla, hubo mucha negligencia”, añade.

Recordó que en la noche del 14 de septiembre “a la niña la llevaron a la Portoazul, la meten en urgencia, le ponen antibióticos y desinflamatorios”.

Al día siguiente, (jueves) llegó el ortopedista. “Dice que sí la va a operar, que llegaba en la tarde, pues ya tendría todo el preoperatorio”.

Para sorpresa de la familia, el especialista no fue. “Me llaman como a las 5:30 para 6:00 de la tarde de las oficinas de la Portoazul a decirme que si quería operar a la niña tenía que consignar 6.000.000 de pesos. Yo consigo la plata y la consigno, pero me dicen que Luisa está programada para el viernes  a las 6:00 de la tarde”.

Mamá y prima de Luisa Fernanda

Para sorpresa de Everlides y los demás integrantes de la familia, “el ortopedista nunca llegó”. “Me dijeron que la sala de cirugías tenía problemas, no se pusieron de acuerdo para decirme las cosas”.

Luego se les anunció que la intervención quirúrgica sería el sábado al mediodía. Inicialmente les habían dicho que a las 12:00, pero realmente fue a las 2:30 de la tarde.

Tras realizarle la operación a Luisa Fernanda, cuenta la madre, “el médico la opera y no regresa más, sino hasta el lunes a las 6:00 de la tarde”.

Relató que desde que Luisa entró a  la Clínica “fue con dolor, dolor, dolor y nunca se le quitó”. “Del mismo dolor ni comía”, recuerda y añade que por estas circunstancias, su hija “se fue descompensando”.

Ya el lunes de esta semana, la joven comenzó “a botar un líquido muy fétido por la piel”. El ortopedista les decía que era normal. “Le abre, le quita el vendaje, Luisa ya tiene unas llagas llenas de agua negra. Él (el ortopedista) se las revienta con una aguja y dice que “es normal y que esa situación se presenta cuando el pie pasa mucho tiempo abajo”.

Acto seguido “le quita eso, le hace una cura y le venda otra vez el pie”. Ya en la madrugada del martes, “Luisa comenzó a tener la presión baja, no le subía, el médico que estaba en turno le pone unas destrozas para subirla, pero nada, por el contrario le bajaba”.

Luego, a las 6 de la mañana del martes “Luisa fue llevada a reanimación, ingresaron varios médicos, a mi me dejan afuera”. “A ella le abrieron el pie y cuando la abrieron, el pie está lleno de unas llagas negras. Ya tenía otro color. Le hacen unos exámenes. Luego salió una médica. Me dice que Luisa tiene una bacteria y está bastante mal. Que tiene que ir a cirugía porque hay que hacerle un lavado quirúrgico”.

Las horas transcurrían y a eso de las 9:00 de la mañana llegó el papá del médico que operó a Luisa Fernanda. Dijo que también era médico.

“Se me presenta, mire yo el papá del médico que la operó, también soy ortopedista, yo voy a operar a Luisa. Se le tiene que llevar a cirugía porque hay que hacerle un lavado quirúrgico. Creo que hay la posibilidad de amputarle el pie (izquierdo) porque lo tiene muy feo”, le dijo el profesional de la salud.

Luisa Fernanda ingresó nuevamente a cirugía a las 11:30 de la mañana del martes y tres horas después salió el médico que la operó primero y le pidió autorización porque a la joven había que amputarle la pierna más arriba de la rodilla.

Lugar donde cayó Luisa Fernanda

“Di la autorización, terminan la operación como a las 5:30 de la tarde, la pasan a Cuidados Intensivos, y yo me quedé en sala de espera.Me pidieron unos paños que compré como a las 7:30 de la noche. Cuando voy subiendo me encuentro con el médico que la operó. Yo le pregunto, “¿Doctor cómo sigue Luisa?”, me responde: “Luisa está bastante malita, pero está estable, yo mañana vengo a verla””, recuerda, al tiempo que se disponía en ese momento a entregar los pañales que le habían pedido.

En ese momento la enfermera le dijo que el médico de turno iba a hablar con ella. “El médico sale y me dice que a Luisa la había invadido toda la bacteria, que le acababa de dar un paro respiratorio, la reanimamos, y luego le dio otro que no soportó”.

Reprocha Everlides que si acababa de hablar con el médico y su hija estaba muerta “¿por qué no me lo dijo?, si fue él quien la operó”.

En ese momento de la narración, recalca la madre de Luis Fernanda Pacheco, “hubo negligencia, hubo un mal procedimiento, de pronto no estaban preparados para hacer ese tipo de operaciones”.

“Si me hubieran dicho desde un principio que no había ortopedistas ahí, yo la hubiera sacado de ahí.  La hubiera podido llevar a otra clínica, pero todo fue una sola farsa. Nunca me hablaron con claridad”.

Comunicado de la clínica Portoazul

¿Qué dice la Clínica Portoazul?

Tras las denuncias de la familia de Luisa Fernanda Pacheco, la Clínica Portoazul emitió un comunicado de prensa que en el que señala que a la joven “se le suministró en forma integral toda la atención requerida tanto quirúrgica como médica, teniendo en cuenta el origen del evento (caída en alcantarilla)”.

Explica que “la paciente presentó fractura de tibia y peroné de miembro inferior izquierdo acompañado de herida en cara interna de la misma extremidad”.

Y añade que “con base en lo antes descrito la paciente desarrolla un cuadro de shock séptico con foco en tejidos blandos lo que conllevó a su fallecimiento”.

No precisa detalles el centro asistencial sobre las denuncias de las exigencias de dinero ni a a cronología narrada por familiares de la joven universitaria.

El cuerpo de la joven de 18 años, permanece en Medicina Legal después de que personal de la Sijín practicara la diligencia de levantamiento del cadáver en la morgue de la Portoazul.

Antes, según el relato de la madre, le estaban exigiendo 18.000.000 de pesos para entregarle el cuerpo.